miércoles, 15 de junio de 2016

"Diez negritos"

Esta vez la reseña es de Lucía:

Título: ‘Diez negritos.’
Autor: Agatha Christie.
Editorial: Collins Crime Club.



Diez personas son invitadas a pasar unos días en una enorme mansión, situada en la isla del Negro, construida por un multimillonario norteamericano.
Lawrence Wargrave, un juez, recibe una carta de invitación de parte de Constance Culmington con el motivo de reencontrarse después de mucho tiempo, Vera Claythorne, secretaria e institutriz, por asuntos de trabajo, Emily Brent por vacaciones, John MacArthur para recordar viejos tiempos y después Anthony Marston, Edward Armstrong y Philip Lombard.
Todas estas personas se reúnen en la estación de tren de Oakbridge. Al salir se dirigieron hacia un barco que dio toda la vuelta a la isla con el fin de llevarles a aquella mansión.
Al desembarcar, el grupo se dirigió hacia una escalera tallada en la piedra, donde les esperaban el señor y la señora Rogers, mayordomo y cuidadora del señor y señora Owen. Les llevaron al interior de la casa, donde cada uno se acomodó en su habitación.
Vera Claythorne se levantó de la banqueta en la que estaba sentada y se paseó por la habitación, donde, sobre una chimenea, había un bloque de mármol blanco encajado en un reloj de péndulo. Sobre ese mismo bloque había un cuadro de metal con una hoja de pergamino en el que estaba escrita una canción de cuna. Era la canción sobre los diez negritos. El primero se ahogó, el segundo no se despertó, el tercero se escapó y se quedó en Devon, el cuarto se corta por la mitad, al quinto le picó una avispa, el sexto se doctoró, un arenque se tragó al séptimo, al octavo lo mató un oso, el noveno se quemó tomando el sol y finalmente el décimo al estar solo, se ahorcó. 
También había diez figuritas hechas de porcelana de diez negritos, y cada uno asocia uno con la canción.
Poco a poco van muriendo todos los invitados de la casa, y se dan cuenta de que cada vez que muere uno de ellos, hay una figurita menos encima de la mesa.  A medida que se van produciendo las muertes, los supervivientes se dan cuenta de que el asesino sólo puede ser uno de ellos, mientras que el mal tiempo les impide abandonar la isla o pedir ayuda. 



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