Al despertar dentro de un
oscuro ascensor en movimiento, Thomas no recuerda ni su nombre, ni sabe quién
es. Tampoco hacia dónde va. Pero no está solo: cuando el ascensor llega a su
destino, las puertas se abren y se ve rodeado por un grupo de jóvenes (todos
varones). El claro es un espacio abierto cercado por muros gigantescos
llenos de vegetación. Al igual que Thomas, ninguno de ellos sabe cómo ha
llegado allí. Ni por qué. De lo que están seguros es de que cada mañana las
puertas de piedra que los separan del laberinto que los rodea se abren y por la
noche, se cierran y nadie ha conseguido sobrevivir una noche dentro del
laberinto. Y que cada mes alguien nuevo es entregado por el ascensor. Un hecho
altera de forma radical la rutina del lugar: días después de la llegada de
Thomas llega una chica, la primera enviada al claro, y más sorprendente todavía es el mensaje que trae.
Biblioteca escolar del IES Francisco de Quevedo de Madrid, perteneciente a la red de Bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid.
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Es un libro fantástico, al leer la reseña me han entrado las ganas de releerlo.
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